“Think outside de box”, lo que puede ser traducido por “Piensa
fuera de la caja”.
Piensa más allá de ella.
Piensa fuera de lo establecido.
Piensa más allá de aquello que
quieren que pienses.
Piensa, o reflexiona, o imagina, o
crea, o entiende, o profundiza, o intenta, o busca, o razona, pero hazlo más
allá de esa caja.
¿La caja? Puede ser muchas cosas y
entenderse de muchas maneras: esa caja puede ser desde una sola habitación
hasta un mundo entero, tanto figurada como literalmente. La caja es un símbolo,
una perfecta metáfora que representa una civilización limitada por unos valores
e ideales preestablecidos. Unos valores e ideales que nos condicionan y reducen
nuestros pensamientos a aquello que ya está definido. Unos valores e ideales
que mutan y se transforman dependiendo del sexo, del estatus social, de la
procedencia, de la edad y de la educación de cada cual.
Pero, ¿qué pasaría si un puñado de
personas alrededor de todo el mundo decidiera desprenderse de esa caja y seguir
sus propios principios? ¿Qué pasaría si un puñado de personas alrededor del
mundo siguieran una moral y una ética propias y se mantuvieran fieles a ellas
hasta el fin de los días? ¿Qué pasaría entonces? Que evolucionaríamos. Que ese
puñado de personas, brillantes y soñadoras, estarían adelantadas a su tiempo y
tendrían la capacidad de imaginar la posibilidad de un futuro avanzado y mejor.
Esto ha pasado y seguirá pasando.
Seguirán habiendo personas que se deshagan de las rejas de esa caja imaginaria
y que expandan su mente hacia los confines de este mundo y esta vida, seguirán
habiendo personas capaces de crear cosas extraordinarias, capaces de compartir
ideas revolucionarias, capaces de lidiar con cualquier lucha dejando de lado
los prejuicios, capaces de cambiarlo todo. Y, por supuesto, seguirán habiendo
personas capaces de formar parte de algo inmenso que vaya más allá de lo que
hay en el interior de la caja, de la caja de la humanidad.
O, al menos, eso espero.
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